Miércoles de la VII Semana de Tiempo Ordinario
Te imaginas que nos creemos tan
buenos seguidores de Cristo que nos erigimos en los únicos que somos buenos,
que hacemos lo que se debe a los ojos de Dios. Sí, eso, como si la obra de Dios
solo encontrase el cauce de nuestras acciones para llegar a todos los hombres.
Pero el Espíritu de Dios sopla en cualquier dirección, en aquellas que acercan
un poquito más el reino de Dios.
Mc 9,38-40
En aquel tiempo, Juan dijo a
Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que
echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene
con nosotros».
Jesús respondió:
«No se lo impidáis, porque quien
hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está
contra nosotros está a favor nuestro».
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