San Cirilo y San Metodio, Patronos de Europa
Viernes de la V Semana del Tiempo Ordinario
En este mundo tan cambiante ¿quién no quiere seguridades? El que esté libre de esta tentación que tire la primera piedra. Y así salimos a nuestras pequeñas o grandes responsabilidades pastorales. Así pretendemos ser testigos. No parece concordar mucho con la demanda de Jesucristo: nos quiere en camino, desprendidos, sin más seguridades que la confianza en él y en su Palabra, no en la nuestra. Dejando que sea él quien hable por nuestra boca y por nuestros gestos. Haciendo de nuestra vida un espejo de su ser. Y sin ser perfectos, pero caminando constantes hacia la santidad. Cojamos el espejo y miremos, pero miremos dentro…
Lc 10,1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: "El reino de Dios ha llegado a vosotros"».
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