miércoles, 9 de enero de 2019

Ánimo, soy yo, no temáis...

Inmersos en la vida diaria, en nuestras rutinas y preocupaciones, embotados por miles de cosas que no entendemos o que nos ciegan y no dejan que nos centremos en lo realmente importante, nos puede parecer Jesús un extraño a nuestro lado. Podemos pensar que seguimos a un fantasma… ¿Nos hemos detenido a conocerlo? Sin embargo, él siempre está atento, sale a nuestro encuentro y se hace presente ante nuestros temores. En él podemos confiar, no nos falla…
Haz clic en la imagen y ora con toda la Iglesia

San Marcos 6, 45-52
Después de haberse saciado los cinco mil hombres, Jesús enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar.
Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra.
Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo.
Ellos, viéndolo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque todos lo vieron y se asustaron.
Pero él habló enseguida con ellos y les dice:
Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.
Entró en la barca con ellos, y amainó el viento.
Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque tenían la mente embotada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario