San Francisco de Sales, Obispo y Doctor de la Iglesia
Tras el
encontronazo con el grupo de fariseos Jesús es más cauto en sus manifestaciones
públicas. Sin embargo, el Reino de Dios no entiende de límites y fronteras. De
eso nos hemos encargado nosotros, de limitar el Evangelio. A pesar del posible
peligro, Jesús continúa con su tarea comprometiéndose de manera profunda con el
ser humano. Dios se hace cercano, sencillo, se compromete y salva al hombre.
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Marcos 3, 7-12
En aquel
tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió una
gran muchedumbre de Galilea.
Al enterarse
de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén, Idumea,
Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus
discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el
gentío.
Como había
curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para
tocarlo.
Los espíritus
inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban:
Tú eres el Hijo
de Dios.
Pero él les
prohibía severamente que lo diesen a conocer.
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