Nada paraliza más al ser humano y
todo lo que le rodea que el miedo. El miedo es la herramienta más eficiente
para someter al individuo, pero también a los pueblos. Superar el miedo en
solitario se antoja una empresa imposible. Pero la vida de fe, especialmente
cuando se vive en comunidad es una herramienta maravillosa para superar el
miedo. Si superamos el miedo crecemos, afrontamos un futuro con esperanza y
hacemos germinar el Reino de Dios.
Mt 10,24-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
Apóstoles:
-Un discípulo no es más que su
maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su
maestro, y al esclavo como su amo.
Si al dueño de la casa lo han
llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!
No les tengáis miedo, porque nada
hay cubierto, que no llegue a descubrirse; nada hay escondido, que no llegue a
saberse.
Lo que os digo de noche, decidlo
en pleno día, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan
el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el
fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin
embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues
vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis
miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.
Si uno se pone de mi parte ante
los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno
me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.
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