Domingo XVI del tiempo Ordinario
Jesús da más importancia a la
escucha de la Palabra que al estar centrado únicamente en las ocupaciones de
cada día. Las dos cosas se complementan, pero es verdad que en ocasiones nos
afanamos tanto en el servicio que olvidamos lo esencial, la escucha de la
Palabra. La vida del cristiano se asienta en la escucha de la Palabra de Dios.
Fruto de esa escucha surge el amor a Dios y al prójimo.
Lc 10,38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en
una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada
María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar
abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
–Señor, ¿no te importa que mi
hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
Pero el Señor le contestó:
–Marta, Marta: andas inquieta y
nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte
mejor, y no se la quitarán.
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