San Antonio Abad
Lunes de la II
Semana del Tiempo Ordinario
El seguimiento de Jesús, si es verdadero, transforma la
forma de estar y de relacionarse con los demás y con las cosas. No es una
exigencia o una prohibición; sino una necesidad. Sentirse libre y disponible es
mejor sin mochilas que tengan demasiado peso y la riqueza suele ser un obstáculo
a un corazón desprendido.
Mt 19,16-26
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó:
-«Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la
vida eterna?»
Jesús le contestó:
-«¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno.
Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
Él le preguntó:
-«¿Cuáles?»
Jesús le contestó:
-«No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás
falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti
mismo.»
El muchacho le dijo:
-«Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?»
Jesús le contestó:
-«Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes,
da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente
conmigo.»
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.
Jesús dijo a sus discípulos: -«Creedme: difícilmente
entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un
camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los
cielos.» Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: -«Entonces, ¿quién puede
salvarse?» Jesús se les quedó mirando y les dijo: -«Para los hombres es
imposible; pero Dios lo puede todo.»
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