San Tito y San Timoteo
Miércoles de la III Semana del Tiempo Ordinario
No pide el Señor gran cosa para entregarse a la misión de evangelizar. No se necesitan demasiadas cosas materiales. Más bien se necesita ir ligero de equipaje. Hace falta un corazón desprendido y fin arraigado en la fe. Nada como llevar a los hombres la paz, tan anhelada en estos tiempos que nos está tocando vivir.
Reza Vísperas en tu dispositivo
Lucas 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”.
Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed los que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».
No hay comentarios:
Publicar un comentario