Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
Viernes de la XXV Semana del T.O.
El
Señor nos conoce y nos interpela. Quizá la llamada es el primer signo que nos
interroga. ¿Quién soy yo para que llames? Y además por nuestro nombre. En este
encuentro íntimo al que Dios te llama, él siempre toma la iniciativa, pero nada
ocurre sin el encuentro de los dos. Tras la llamada viene la respuesta. Siempre
desde la más absoluta libertad.
Jn 1,47-51
En
aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí
tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael
le contesta:
«¿De
qué me conoces?».
Jesús
le responde:
«Antes
de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael
respondió:
«Rabí,
tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús
le contestó:
«¿Por
haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y
le añadió:
«En
verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios
subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
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