San Vicente de Paúl
Miércoles de la XXV Semana del T.O.
¿En cuántas ocasiones hemos caído
en la tentación de creer que la misión a la que somos enviados es nuestra? No
pocas, seguro. Solemos hacer de la misión del Señor nuestra misión, y eso está
muy bien, nos comprometemos, nos implicamos, la hacemos nuestra. Pero lo
siguiente es hacer que nuestros objetivos se conviertan en la misión del Señor.
Y en esto es posible que necesitemos la verdadera conversión pastoral de la que
habla el Papa Francisco y que ahora todos nombramos sin cesar.
Lc 9,1-6
En aquel tiempo, habiendo
convocado Jesús a los Doce, les dio poder y autoridad sobre toda clase de
demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el
reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles:
«No llevéis nada para el camino:
ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco tengáis dos túnicas cada uno.
Quedaos en la casa donde entréis,
hasta que os vayáis de aquel sitio.
Y si algunos no os reciben, al
salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de vuestros pies, como testimonio
contra ellos».
Se pusieron en camino y fueron de
aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.
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