miércoles, 13 de septiembre de 2023

El sembrador siembra la Palabra...

 San Juan Crisóstomo, Obispo y doctor

Martes de la XXIII Semana del Tiempo Ordinario

La fe es don y tarea. Es un regalo que Dios pone a nuestro alcance, pero es tarea. Y de nosotros depende abonar nuestro interior para que la fe se mantenga fresca y sea fértil. No se trata de esperar al borde del camino, ni de recorrer terrenos estériles, somos corresponsables y destinatarios privilegiados de la acción de Dios.


Reza Laudes en tu dispositivo

Reza Vísperas en tu dispositivo

Mc 4,1-10.13-20

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y el gentío se quedó en la orilla. Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía ensenar:

-«Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno.»

Y añadió:

-«El que tenga oídos para oír, que oiga.»

Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.

Y añadió:

-«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, como vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso; al escucharla, la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la simiente entre zarzas; estos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno.»

No hay comentarios:

Publicar un comentario