San Andrés Dung-Lac y compañeros, mártires
Viernes de la XXXIII Semana del T.O.
¡Cuántas
veces hemos visitado santuarios rodeados de tiendas para vender objetos
religiosos o suvenires! ¡Cuántas veces hemos asistido a Fátima o Lourdes donde
da la impresión que se comercializa la fe! No sabemos exactamente dónde está el
límite. Pero allí donde se vende o se compra la fe se daña la dignidad del ser
humano. Y ahí es donde el Señor nos interpela.
Lc 19,45-48
En
aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores,
diciéndoles:
«Escrito
está: "Mi casa será casa de oración"; pero vosotros la habéis hecho
una "cueva de bandidos"».
Todos
los días enseñaba en el templo.
Por
su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo
buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba
pendiente de él, escuchándolo.
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