Conmemoración de todos los difuntos
Jueves de la XXX Semana del T.O.
Siempre
la muerte es una ruptura. A veces trágica, pero siempre dolorosa. En definitiva
se rompen nuestros lazos físicos con aquellos que nos han guiado, acompañado,
ayudado y amado. Y la separación duele. Pero es verdad que la esperanza de los
cristianos ayuda a vivir el momento de otro modo. No es un adiós definitivo, es
temporal y la fe nos ayuda a mantener nuestra esperanza viva.
Jn 14,1-6
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No
se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi
Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos
un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para
que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el
camino». Tomás le dice:
«Señor,
no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús
le responde:
«Yo
soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».
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