San Pedro y San Pablo, apóstoles
Sábado de la XII Semana del T.O.
El liderazgo del grupo de
discípulos no recae en el más sabio, ni el más fuerte, ni el más prudente…
Recae en aquel que ha sido mirado por Dios y que entiende este camino desde la
fe. En quien ha abierto el corazón y lo ha puesto a disposición de la obra de
Dios.
Mt 16,13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región
de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el
Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros
que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy
yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y
dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo del
Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo
de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi
Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro,
y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la
derrotará.
Te daré las llaves del reino de
los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que
desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
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