jueves, 22 de agosto de 2024

¿Cómo has entrado aquí sin vestido de boda?

 Santa María Virgen, Reina

Jueves de la XX Semana del T.O.

No es raro que Dios nos invite a un banquete. A lo largo de la historia de la Salvación, Dios ha promovido la celebración festiva en torno a la mesa como espacio y ámbito en el que sellar los compromisos. Así hemos celebrado la pascua repetidas veces. Así nos reunimos en torno a la mesa del altar cada domingo. Pero celebrar el banquete es una invitación que no siempre nos la tomamos como tal. Quizá hemos trivializado el banquete, o lo hemos hecho rutinario y ha perdido el significado para nosotros. Quizá.


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Mt 22,1-14

En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:

«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados:

"Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda".

Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.

Luego dijo a sus criados:

"La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda".

Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:

"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?".

El otro no abrió la boca.

Entonces el rey dijo a los servidores:

"Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes".

Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».

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