La Transfiguración del Señor
Martes de la XVIII Semana del T.O.
Un reducido número de discípulos
son llevados al monte, espacio que en la Biblia es apropiado para las
revelaciones divinas. En el monte Dios da a conocer su plan salvífico: A pesar
de la plenitud del momento, no acabaron de entender lo que Dios quería
decirles. Tuvo que pasar un tiempo para poder asumir el plan de Dios. El plan
ya está trazado y puede que a nosotros también nos cueste reconocerlo.
Mc 9,2-10
En aquel tiempo, Jesús tomó
consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte
alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco
deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elias y
Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que
estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra
para Elias».
No sabía qué decir, pues estaban
asustados.
Se formó una nube que los cubrió
y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no
vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban del monte, les
ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre
resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y
discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.
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