San Pedro Canisio. Sábado III Semana de Adviento
La
montaña… Siempre en la Biblia lugar de revelación, de manifestación de Dios y
de encuentro entre Dios y el hombre. Cada vez que ocurre algo importante el ser
humano acude a la montaña a encontrarse con Dios a ver a Dios. Y Dios no
defrauda. Dios se da a conocer. ¿Tú, dónde buscas a Dios? No te defraudará.
Lc 1,39-45
En
aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo
de Judá; entró en casa de Zacarías, y saludó a Isabel.
En
cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó
Isabel del Espíritu Santo, y dijo a voz en grito:
-¡Bendita
tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién
soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis
oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
¡Dichosa
tú, que has creído! porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
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