Martes II Semana de Adviento
A
las puertas de la llegada del Señor, ni un solo corazón puede quedar sin oír la
voz del mensajero. Luego decidirá libremente si escuchar de manera activa o
desoír la Palabra. Pero todos deben tener la oportunidad. Y en esto los bautizados
somos testigos cualificados.
Mt 18,12-14
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«¿Qué
os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no
deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la
encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve
que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se
pierda ni uno de estos pequeños.»
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