Viernes de la XVI Semana del Tiempo Ordinario
Algunas de las condiciones del seguimiento: escuchar la
Palabra de Dios, como principio irrenunciable. La Palabra transforma el
corazón, pero a veces estamos a otra cosa. Tener raíces, convicciones,
voluntad, valores para que la Palabra fortalezca nuestra vida. Pero también
implica coherencia. Sin ella la Palabra no da fruto…
Mt 13,18-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del
sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno
y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del
camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha
la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante,
y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida
sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la
palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la
palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que
escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o
treinta por uno».
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