XVI Domingo del Tiempo Ordinario
El discípulo se enfrenta a diario
a numerosas decisiones que tomar y en muchas de ellas se genera una tensión
interna entre las demandas del grupo social, de sus propios intereses y la vida
de la fe. Es un trabajo de discernimiento constante en el que la escucha de la
Palabra de Dios y la vida de la comunidad cristiana nos ayudan a madurar.
Mt 13,24-30
En aquel tiempo, Jesús propuso
otra parábola a la gente diciendo:
«El reino de los cielos se parece
a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los hombres
dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando
empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces
fueron los criados a decirle al amo:
“Señor, ¿no sembraste buena
semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”.
Él les dijo:
“Un enemigo lo ha hecho”.
Los criados le preguntan:
“¿Quieres que vayamos a
arrancarla?”.
Pero él les respondió:
“No, que al recoger la cizaña
podéis arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y
cuando llegue la siega diré a los segadores: arrancad primero la cizaña y
atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero”».
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