Jueves de la XVI Semana del Tiempo Ordinario
El mensaje del Evangelio no exige de grandes mentes ni
notables intelectuales. El mensaje del Evangelio prende en los corazones
sencillos y humildes que se abren a la nueva realidad de Jesucristo. No es una
condición ser inteligente, sino disponer el corazón.
Mt 13,10-17
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le
preguntaron:
«¿Por qué les hablas en parábolas?».
Él les contestó:
«A vosotros se os han dado a conocer los secretos del
reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de
sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo
en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se
cumple en ellos la profecía de Isaías:
"Oiréis con los oídos sin entender;
miraréis con los ojos sin ver;
porque está embotado el corazón de este pueblo,
son duros de oído, han cerrado los ojos;
para no ver con los ojos, ni oír con los oídos,
ni entender con el corazón,
ni convertirse para que yo los cure".
Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros
oídos porque oyen.
En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon
ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron».
No hay comentarios:
Publicar un comentario