XIV Domingo del Tiempo Ordinario
La oración de gracias de Jesús al Padre por la sencillez y
la humildad es más que un elogio de valores que parecen obsoletos. Nuestra
sociedad no prioriza estos valores, pero los cristianos sabemos que nos dan la
felicidad, que dan sentido a nuestra existencia. Recuperemos para todos la
prioridad de la humildad y la sencillez como forma de la comunidad cristiana
para servir a la sociedad.
Mt 11,25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has
revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al
Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el
Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo
os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo
es llevadero y mi carga ligera».
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