Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein)
Miércoles de la XVIII
Semana del Tiempo Ordinario
Dios actúa y llama, pero no siempre nos encuentra con el
corazón dispuesto. En ocasiones nuestra vida tiene unos ritmos y preocupaciones
en los que parece que Dios no está presente. Cansados, agobiados o en otras
prioridades no acertamos a darle a Dios un espacio en nosotros.
Mt 25,1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta
parábola: «El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus
lámparas y salieron al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de
aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las
lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
"¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!".
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se
pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes:
"Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las
lámparas".
Pero las prudentes contestaron:
"Por si acaso no hay bastante para vosotras y
nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que
estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
"Señor, señor, ábrenos".
Pero él respondió:
"En verdad os digo que no os conozco".
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».
No hay comentarios:
Publicar un comentario