San Matías, apóstol
Martes de la VII Semana Pascua
Una constante alusión del Señor al amor que es el vínculo afectivo y efectivo del discípulo con Dios. Todo gira en torno a él, porque el amor nos hace más libres, entregados y dispuestos. Precisamente es el amor lo que da autenticidad a la misión del discípulo. Sin el vínculo del amor la misión se puede convertir en una tarea, en una responsabilidad o en una carga, pero difícilmente nos identificaremos al 100% con la misión.
Jn 15,9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».
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