La Virgen de Fátima
Lunes de la VII Semana de Pascua
En
la carrera de la vida del discípulo no son pocas las dificultades. Unas veces
surgen de nuestra propia flaqueza, pero otras de nuestro entorno. La vergüenza,
la presión social, la desidia, los obstáculos de una sociedad que aparenta
ceguera… dificultades que nos ahogan y nos llevan al límite de la rendición.
Pero las palabras del Señor en el evangelio de hoy nos tienen que animar a seguir
adelante confiando: él ha vencido al mundo. Tengamos valor.
Jn 16,29-33
En
aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús:
«Ahora
sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no
necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios».
Les
contestó Jesús:
«¿Ahora
creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os
disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo,
porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz
en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».
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