Los primeros seguidores de Cristo
lo compartían todo, oraban juntos, escuchaban el testimonio de los Apóstoles y celebraban
juntos la Eucaristía. Todo gira en torno a esos cuatro ejes, inseparables. El
alimento que sostiene la vida del creyente es la Eucaristía, pero ¿qué
importancia tienen para mi fe la celebración semanal de la Eucaristía?
Juan 6,51-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a la
gente: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan
vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
Disputaban los judíos entre sí: ¿Cómo
puede este darnos a comer su carne?
Entonces Jesús les dijo: En
verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no
bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi
sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es
verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe
mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo
vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es
el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron
y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.
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