San Esteban
En la fiesta de San Esteban,
primer mártir de la Iglesia, proclamamos este duro fragmento del Evangelio de
Mateo. La alegría de la llegada del Hijo de Dios contrasta con el escenario que
describe el Evangelio de hoy. La perseverancia y la fe toman cuerpo en forma de
salvación, de alegría completa al final. Es el camino del creyente, del hombre
confiado y esperanzado. María esperó y dio a luz a Jesús. Nuestra espera y
perseverancia tiene fruto abundante.
Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
¡Cuidado con la gente!, porque os
entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer
ante gobernadores y reyes por mi causa; para dar testimonio ante ellos y ante
los gentiles.
Cuando os entreguen, no os
preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os
sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis,
sino el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a
la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los
matarán.
Y seréis odiados por todos a
causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará.
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