La esperanza es una virtud propia
de los cristianos. Pero esperar no significa sentarse a ver cómo pasa el tiempo
con las garantías propias de quien se siente seguro al amparo de su apellido de
cristiano. Esperar es ponerse en pie, estar atento y participar activamente en
la llegada del Reino.
Lucas 21, 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
Tened cuidado de vosotros, no sea
que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de
la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo
sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo
tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y
manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
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