San Ambrosio
La esperanza propia del adviento
entraña ponerse en camino. Como los ciegos del Evangelio de hoy. A pesar de la
ceguera, seguían a Jesús por el camino. No desistieron ni se sentaron al borde
del camino. Ellos continuaban detrás de Jesús a la espera del momento adecuado.
Jesús sale a su encuentro, al encuentro de las necesidades. Y ellos necesitaban
ver, que les quitara esa ceguera que no nos deja ver más que a nosotros mismos.
La confianza tuvo su efecto. Y como quien recibe las noticias mejores corrieron
a darlo a conocer por todos los caminos. ¿es así nuestro camino en este
adviento?
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Mateo 9, 27-31
En aquel tiempo, dos ciegos
seguían a Jesús, gritando:
Ten compasión de nosotros, hijo
de David.
Al llegar a la casa se le
acercaron los ciegos, y Jesús les dijo:
¿Creéis que puedo hacerlo?
Contestaron:
Sí, Señor.
Entonces les tocó los ojos,
diciendo:
Que os suceda conforme a vuestra
fe.
Y se les abrieron los ojos. Jesús
les ordenó severamente:
¡Cuidado con que lo sepa alguien!
Pero ellos, al salir, hablaron de
él por toda la comarca.
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