Primer Domingo de Adviento
¿Tanto tiempo ha pasado en esta
anodina rutina? Eso parece. Nuestra vida padece de una enfermedad silenciosa,
inquietante y preocupante. Algo nos han
servido en la comida que nos adormece. Algo ha ensombrecido nuestros sentidos
que parece que no perciben estímulos. ¡DESPIERTA! Ya está cerca nuestra
liberación total. No pierdas comba en este adviento que ahora comenzamos.
Renueva tu esperanza…
Lucas 21, 25-28. 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
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