lunes, 3 de junio de 2019

Bienaventurados...

San Carlos Luanga y compañeros mártires
El camino de la felicidad no es una ruta de fácil recorrido, pero la recompensa merece la pena. Decía el recientemente fallecido Eduardo Punset, que la felicidad se produce cuando eres dueño de tu propia vida, cuando no dejas que el miedo se adueñe de las parcelas esenciales de la existencia humana. Cristo ofrece el camino seguro para no tener miedo. Insiste a sus discípulos en la premisa de que la fe resta poder al miedo, nos sigue insistiendo a nosotros.

Mt 5,1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sen­tó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
-«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

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