viernes, 14 de junio de 2019

Muy adentro...


Más allá de la casuística exhaustiva del siglo I, de la tradición legalista judía, Jesús da un sentido nuevo y más profundo a la ley. No se trata solo del cumplimiento o no de la norma, sino de la intencionalidad. Y la intención reside en el interior del ser humano. Ahí es donde debe actuar la verdadera transformación a la que mueve la fe.

Mt 5,27-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-Habéis oído el mandamiento «no cometerás adulterio». Pues yo os digo: el que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior.
Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro, que ser echado entero en el Abismo.
Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro, que ir a parar entero al Abismo.
Está mandado: «El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio».
Pues yo os digo: el que se divorcie de su mujer -excepto en caso de prostitución- la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.

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