II Domingo de Pascua
Jesús increpó en varias ocasiones
a los fariseos y escribas la necesidad de signos visibles que exigían para
tener fe. La fe es un don, un regalo que no necesita de gestos visibles. La fe
se alimenta en el encuentro personal con Dios vivido en la comunidad de la
Iglesia. Por eso Cristo interpela a Tomás, porque no parece estar en sintonía
con el resto y con la respuesta de fe esperada. Puede que a nosotros también
nos interpele hoy el Señor. Aquellos gestos habituales de nuestras
celebraciones se han esfumado por la crisis del coronavirus. Ahora más que
nunca necesitamos seguir alimentando nuestra fe a través del encuentro con el
Resucitado.
Juan 20, 19-31
Al anochecer de aquel día, el
primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas
cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les
dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las
manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me
ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos
y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a
quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los
retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado
el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le
decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal
de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano
en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez
dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las
puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis
manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído?
Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están
escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido
escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que,
creyendo, tengáis vida en su nombre.
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