miércoles, 29 de abril de 2020

Venid a mí...


Santa Catalina de Siena. Miércoles de la III Semana de Pascua
Pienso en estos días en cuántas personas están cansadas y agobiadas por lo que este virus ha roto de nuestra vida más o menos establecida. Esto nos ha obligado a salir de nuestra zona de confort. A reinventarnos. A mirarnos en el espejo y reencontrarnos. Pero también a ponernos al lado de quien sufre. Y sufrimos soledad, dolor, separación, ruptura, pérdida, etc… sinsentidos que no acabamos de encajar en nuestras vidas. Ahí está el Resucitado diciéndonos que acudamos a él…

Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

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