San Carlos Luanga y compañeros mártires
Viernes de la VII Semana de Pascua
La pregunta previa al envío con autoridad de Pedro es el
requisito para entender la misión de la Iglesia. En primer lugar el amor al
Señor. Y de ahí brota su entrega a los hombres. Nada más que el amor a Dios
sostiene la misión de la Iglesia.
Juan 21, 15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de
comer con ellos, le dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?».
Él le contestó:
«Sí, Señor, tú, sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
«Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez:
«¿Me quieres?» y le contestó:
«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo:
cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas
viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a
Dios.
Dicho esto, añadió:
«Sígueme».
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