Lunes de la XII Semana del Tiempo Ordinario
Tras la celebración del Corpus Christi, nos sentimos
llamados a hacer real y patente el compromiso del cristiano con la fraternidad.
Una fraternidad que hunde sus raíces en la filiación divina. Hijos de un mismo
Dios, hermanos por Cristo y llamados a promover la nueva humanidad, la que no
entiende el lenguaje del odio y la venganza, sino la de la ternura, la
reconciliación y el amor.
Mateo 7,1-5
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis
juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el
ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la
mota del ojo”, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga
del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano».
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