San Antonio María Claret
Lunes de la XXX Semana del Tiempo Ordinario
Los hombres nos imponemos leyes que atan la voluntad de
Dios y la respuesta del hombre a su llamada. Y nos hacemos esclavos de la ley. Una
norma que nos separa de Dios no puede ser plenamente humanizadora.
Lc 13,10-17
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.
Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba
enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo:
-Mujer, quedas libre de tu enfermedad.
Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha.
Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había
curado en sábado, dijo a la gente:
-Seis días tenéis para trabajar: venid esos días a que os
curen, y no los sábados.
Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo:
-Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del
pesebre al buey o al burro, y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado?
Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido
atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?
A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y
toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.
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