Viernes de la XXVIII semana del Tiempo Ordinario
¿Pensabas que seguir a Jesús era fácil? Ni lo es para
nosotros, ni lo fue para los primeros cristianos. El ambiente social no
favorece la expresión de fe, algo que años atrás parecía normalizada. Pero
tampoco lo era para los primeros creyentes. Por eso es fácil caer en la
tentación de ser cristianos de apariencia. La coherencia es difícil. Pero no
debemos tener miedo, Él está siempre ahí, no falla.
Lc 12,1-7
En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban.
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus
discípulos:
«Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la
hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada
escondido que no llegue a saberse.
Por eso, lo que digáis en la oscuridad será oído a plena
luz, y lo que digáis al oído en las recámaras se pregonará desde la azotea.
A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los
que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más.
Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que,
después de la muerte, tiene poder para arrojar a la “gehenna”. A ese tenéis que
temer, os lo digo yo.
¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de
uno solo de ellos se olvida Dios.
Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están
contados.
No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros».
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