Sábado de la XXX Semana del Tiempo Ordinario
Vivimos en el siglo de las redes sociales, estos instrumentos
en los que proyectamos aquella imagen de nosotros que nos gustaría que los
demás tuvieran de nosotros, pero que no siempre se corresponde con la realidad.
El evangelio de hoy es una advertencia y una llamada a la autenticidad, a la
verdad y a la humildad.
Lc 14,1.7-11
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales
fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos,
les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto
principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga
el que os convidó a ti y al otro, y te diga:
“Cédele el puesto a este”.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último
puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
“Amigo, sube más arriba”.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se
humilla será enaltecido».
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