Lunes de la II Semana del Tiempo Ordinario
Qué concepto tan distinto de Dios y de la Religión tienen
los fariseos respecto a la novedad de Jesús. La novedad es profunda. La
verdadera religión no se basa en el cumplimiento estricto de normas que
entristecen al hombre. El ayuno, la penitencia no son la base de la fe. Al
contrario, quien no descubra el amor como pilar esencial de la fe está llamado
al fracaso interior.
Mc 2,18-22
En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los
fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos
ayunan. ¿Por qué los tuyos no?»
Jesús les contesta:
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el
esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces
ayunarán en aquel día.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto
pasado; porque la pieza tira del manto -lo nuevo de lo viejo- y deja un roto
peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino
revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres
nuevos.»
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