Conversión de San Pablo
Miércoles de la III Semana del Tiempo Ordinario
El testigo del evangelio es un hombre nuevo, plenamente transformado, que lleva consigo una misión que compromete su existencia. Les acompañan signos identificables con un mundo radicalmente nuevo. Esa misión se extiende en el tiempo en cada bautizado, también en nosotros.
Mc 16,15-18
En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
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