Sábado de la XXVII Semana del T.O.
Jesús
no demanda para sí la gloria, sino que llama la atención sobre los
destinatarios de su misión. No pide protagonismos, se separa de ellos. Quienes
deben ser reconocidos son los que escuchan y cumplen la Palabra de Dios.
Lc 11,27-28
En
aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío,
levantando la voz, le dijo:
«Bienaventurado
el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero
él dijo:
«Mejor,
bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
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