San Juan de Capistrano
Lunes de la XXIX Semana del T.O.
Seguro
que al acercarte a estas palabras eres consciente de que eres un buen
cristiano. Aquel que se acercó a Jesús llamándole Maestro y pidiéndole que
mediara con su hermano por la herencia no era cristiano, pero reconoció en el
Señor a alguien importante, quizá al Señor… Como nosotros hoy. Pero Dios nos
sigue pidiendo que ordenemos nuestra vida y que pongamos un buen orden de
prioridades en el que lo material no sea lo primero y más importante.
Lc 12,13-21
En
aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro,
dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él
le dijo:
«Hombre,
¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y
les dijo:
«Mirad:
guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no
depende de sus bienes».
Y
les propuso una parábola:
«Las
tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar
cálculos, diciéndose:
"¿Qué
haré? No tengo donde almacenar la cosecha".
Y
se dijo:
"Haré
lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y
almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma
mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe,
banquetea alegremente".
Pero
Dios le dijo:
"Necio,
esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has
preparado?".
Así
es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».
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