XXX Domingo del T.O.
Qué
difícil es entender en profundidad el mandamiento esencial de Dios. El amor. Y
no un amor cualquiera. Un amor hasta el extremo. Un amor que traspasa la
amistad, la familia o las relaciones de pareja. Un amor que afecta a lo más
íntimo del ser humano y nos conduce a cierta radicalidad. Amar a quien nos ama
es fácil. Pero ¿amar a quien piensa, siente y hace distinto, incluso lo opuesto
a nosotros…?
Mt 22,34-40
En
aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos,
se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para
ponerlo a prueba:
«Maestro,
¿cuál es el mandamiento principal de la ley?».
Él
le dijo:
«"Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu
mente".
Este
mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
"Amarás
a tu prójimo como a ti mismo".
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».
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