San Ambrosio, obispo y doctor
Jueves de la I Semana de Adviento
Ser
discípulo no es solo decir de palabra que Dios es importante. Es hacer del
Señor el centro de nuestra vida. Es escuchar su palabra y ponerla en práctica.
Pero no por una obligación, sino desde la más absoluta libertad, desde la
adhesión del corazón a la propuesta que Dios tiene que hacernos. Esto es construir la vida sobre roca, buscar la felicidad más profunda.
Mt 7,21.24-27
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No
todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos,
sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El
que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre
prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los
ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió,
porque estaba cimentada sobre roca.
El
que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel
hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron
los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su
ruina fue grande».
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