martes, 5 de diciembre de 2023

Lleno del Espíritu Santo...

 Martes de la I Semana de Adviento

La oración de Jesús va acompañada de la plenitud del Espíritu Santo. Precisamente es la confianza en él lo que hace que nuestra oración, tan necesaria siempre, sea sincera. Que no sea el discurso interesado de quien acude a Dios solo en la dificultad, o de quien pretende conseguir en la oración aquello que sabe que Dios no puede conceder. La oración es el reconocimiento del Señor, de aquel en quien confío y con quien establezco una relación de intimidad desde la verdad y la sencillez.


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Lc 10,21-24

En aquella hora Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:

«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

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