Sábado de la XXXIV Semana del T.O.
La advertencia del Señor va directa a nuestras prioridades. Dios nos plantea su propuesta de sentido, convencido de que es buena para nosotros y que hará que nuestra existencia sea un camino a la felicidad. Pero nosotros somos libres de decidir qué ofertas y propuesta de sentido ocupan nuestro corazón. Esas que llenan espacios esenciales para la construcción del individuo y de la sociedad. El placer, la riqueza material o el éxito personal y profesional ¿están dejando sitio a Dios en nuestras vidas?
Lc 21,34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
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