Santa Lucía, virgen y mártir
Miércoles de la II Semana de Adviento
Ni
extraño ni difícil es encontrar a los discípulos del Señor a la vera del
camino, cansados, agobiados y quemados. La siembra agota y nos corresponde
recoger, porque sembramos para el reino de Dios y es él quien lo hace
fructificar. Por eso el encuentro íntimo con él es tan reconfortante y necesario.
El activismo nos acaba agotando. Nos vacía si no nos recostamos en el hombro de
la oración.
Mt 11,28-30
En
aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid
a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad
mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y
encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga
ligera».
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