domingo, 8 de septiembre de 2024

Ábrete...

 XXIII Domingo del T.O.

La irrupción de Dios se describe en la profecía de Isaías con el símbolo de la curación de la sordera. Oídos que se abren para sanar y liberar a los pobres. Santiago insiste en la predilección de Dios por los más pobres. Y Jesús cura a un sordo que le presentan, un signo de la presencia sanadora y esperanzadora de Dios en medio de los hombres. Un gesto del nuevo reino. Pero además un gesto reconocible por todos de la presencia de Dios. 


Reza Laudes en tu dispositivo

Reza Vísperas en tu dispositivo

Mc 7,31-37

En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano.

Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.

Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:

«Effetá» (esto es, «ábrete»).

Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.

Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.

Y en el colmo del asombro decían:

«Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».


No hay comentarios:

Publicar un comentario