Miércoles de la XXIV Semana del T.O.
No somos distintos a aquella generación que Jesús ponía en entredicho. Seguimos siendo una generación insatisfecha, porque el ser humano, en general, es un ser que no se siente satisfecho nunca, que busca, que curiosea y que nada lo colma. Pero tampoco ponemos de nuestra parte todo lo que hay que poner. Quizá buscamos donde no hay, aquello que no nos completa, … quizás…
Lc 7,31-35
En aquel tiempo, dijo el Señor:
«¿A quién, pues, compararé los hombres de esta generación? ¿A quién son semejantes?
Se asemejan a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros aquello de: “Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.
Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y decís: “Tiene un demonio”; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Mirad qué hombre más comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Sin embargo, todos los hijos de la sabiduría le han dado la razón».
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